El tejido conectivo ordinario conecta a otros tejidos y los mantiene unidos proporcionándoles soporte mecánico y estructural, brindándole sostén a las células; confiere al cuerpo su forma y contextura. Todos los órganos del cuerpo tienen algún elemento de tejido conectivo que no solo le confiere su forma sino también contribuye a su función mecánica.
El tejido conectivo está compuesto por células especializadas y también por una sustancia intercelular cuya composición determina las propiedades de dicho tejido. A su vez la sustancia intercelular contiene una o varias proteínas fibrilares, glucosaminoglicanos, glucoproteínas y proteoglucanos en proporción variable, además de vasos sanguíneos, vasos linfáticos y fibras nerviosas.
La sustancia intercelular sobresale en el tejido conectivo más que cualquier otro; su función es unir y mantener la coherencia de los órganos en su totalidad.